domingo, 30 de diciembre de 2012

Aprovechemos el otoño

20 de noviembre

Pete y Xander habían hablado de ir a pasear alrededor del lago de Arret-Darré. Al final no fuimos juntos, pero el lago está ahí, hay un día templado libre, y nos animamos.

Llegamos a pesar de las obras de la carretera. Hay un pueblo cortado y nos hacen dar un rodeo, que poco importa, pues vamos por carreteritas tranquilas, bonitas, apacibles.

y bien defendidas por la santa patrona


Llegamos al lago. El nivel está un poco bajo. Es un embalse sobre el río Arre.Darré, y se nota que han utilizado su agua a lo largo del verano. Nos gustaría verlo después de primavera, cuando esté a rebosar.

Y si bien falta un poco de agua, no nos podemos quejar de falta de colores. Están todos, con generosidad.


Empezamos el paseo en la zona del dique, que es donde está el aparcamiento, la zona de picnic y el chiringuito, que ahora está cerrado. El camino, bien trazado, va por un bosquete, con el lago a nuestra derecha



A ratos, nos asomamos al laguito


En su extremo sur es una zona pantanosa, protegida por pasarelas. Ahora está más bien seca.



Para piqueniquear nos adentramos un poco en lo que es terreno inundable en otra época del año, y que es donde ahora hay mejores vistas: los bosques de las dos orillas, las montañas al sur, el lago al norte. Lo único malo es que está plagado de unas hierbas llenas de semillas que se nos adhieren con empeño. Semanas después aún quedará alguna en mis botas.





Hay muchas setas en el camino. Hago muchas fotos, tirando a horrorosas, así que no las voy a poner aquí (pero me lo pasé muy bien haciéndolas)

Y llegamos al punto de partida


Regresamos de nuevo por carreterillas, paramos a tomar un te en una tetería heladora en Marciac, y a casa.

La estación de los recuerdos

13-18 de noviembre

Ant tiene que acompañar a su madre al médico. La cita es el 15, pero como el 14 hay prevista huelga general, hago cambios con las compas y salimos el 13. Un día resplandeciente.

En Vic-en-Bigorre paramos, pues estoy coleccionando fotos de monumentos a los muertos en las guerras, y el de aquí es curioso. Es el primer monumento de este tipo de la región de Midi-Pyrénées. Fué levantado para homenajear a los muertos en la guerra Franco-Prusiana, la de 1870. Por supuesto tiene placas con todos los muertos del lugar en las demás guerras. Se titula La Revancha, un primitivo hombre de bronce, porra en mano, dispuesto a todo, parece ser. (De revancha en revancha, millones murieron).


Llegamos a Accous y sigue luciendo el sol. El bonhomme de la colina sigue descansando, y nosotros nos tomamos un cafelito contemplando el circo de Iseye



Cruzamos el túnel de Somport, hipnótico como siempre.


Y paramos en la subida a Monrepós, para disfrutar de las vistas de las montañas desde el sur.


Otra parada en el bar de las mejores magdalenas del mundo (o así), y llegada a Zaragoza, donde Ant coge el autobús para seguir su viaje. Mientras él se va, no en viaje de placer precisamente, yo descansaré un par de días en plan profesional (qué cara). Porque además de visitar a Má, y ver la tele con ella, Ana me invita a su superespá urbano, en la zona de la Zaragoza universal.

La Torre del Agua


El spa "Las Ranillas"




Chorros, jets, contracorriente, minirrato de aquagym, hamman, sauna, burbujas....Yo valgo para esta vida.

Paco se relaja sin necesidad de piscina, justo con su mantita.


Ant vuelve (corramos un tupido velo sobre la necesidad o no de este viaje a Madrid) y regresamos al norte.

Parada en Canfranc-estación, a recordar viejos tiempos. No hay nadie, todo está cerrado, la estación desmoronándose. Mucho AVE, y poca sensibilidad ni sentido.


Visitamos la oficina de turismo de Bedous para informarnos de dónde podemos dormir. La chica nos informa, tan amable como incompetente la pobre. El hotel que parece haber en este pueblo está cerrado. Ya es por la tarde, y no pronto para los horarios franceses, por lo que ponerse a buscar una chambre d'hôtes de las de la lista parece un tanto arriesgado. Donde tomamos el cafecito en el viaje de ida es también hotel, aunque no sea un hotel de encanto, está aquí al lado. Vamos y hay suerte. Tenemos habitación, más caldeada que en nuestra última estancia hotelera en Luz. Nos cenamos un bocata de queso y unos frutos secos, y a la cama.

Por la mañana desandamos camino y vamos a Borce. Hemos pasado tantas veces junto a este pueblo, que ya toca visitarlo.

Medieval, importante punto en el camino de Santiago. En la entrada está el que fué hospital de peregrinos, arrasado varias veces, tomado por los soldados de Napoleón que dejaron grafittis en sus paredes, usado como pajar... Ahora está reconstruido y vuelve a ser albergue de peregrinos. Junto al refugio, la antigua iglesia, ahora museo. La estatua del centro representa a los apóstoles. Arte conceptual.


El pueblo de Borce bien merece un paseo. Conserva edificios medievales, hornos, iglesias, ventanas...


e incluso una pequeña disneylandia

 

El otoño, todavía el otoño, llenándonos de colores el día gris.


Volvemos hacia el norte, y al llegar a Accous tomamos la carretera hacia el oeste. Daremos un pequeño rodeo para volver a casa! Vamos entre bosques, nieblas y lloviznas; nos acercamos a la frontera con Navarra por la estación de esquí de fondo de La Pierre-St-Martin, y paramos en Ste-Engrace. Estamos en el Pais Vasco-Francés. Lauburus en las lápidas, apellidos vascos afrancesados. Se nota, pero menos que al otro lado.

Ste Engrace


Una familia de perros pastores (padre, madre, peque), y su amigo el gato.


El gatete dormita apaciblemente todo el rato. Los perros adultos vienen cariñosos a dejarse ser a cariciados. El pequeñón, mezcla la prudencia con la curiosidad. ¡Qué grupo tan majo!


Cerca están las gorges de Kakuetta. Pero el camino ya está cerrado, fuera de temporada. Seguimos la carretera que va hacia Karrau. Antes de llegar hay un desvío hacia la pasarela de Holzarté, que debe ser espectacular. Pero está lloviendo. Aplazamos el paseo. Otro café con intento de tomar un pastel en el logis-restaurante Etchemaite, de Larrau. Parcialmente amables, pero inflexibles (un postre sólo se sirve después de comer, así que ante nuestra pregunta de si podemos tomar un pastel con nuestro café, la respuesta es no, aunque luego nos regalan unos bollitos),


Pasamos por Trois Villes, donde tuvo su caserón Jean-Armand du Peyrer, capitán de Mosqueteros (cuñado de Porthos, a quien enchufó).


Y seguimos nuestro camino de vuelta pasando por Lanne- Baretous, junto al castillo (hoy hotel) de Portos, y por Aramits, cuna por supuesto de Aramis.

Parada en Oloron, y regreso a casa




viernes, 21 de diciembre de 2012

Visite nuestro bar

6-7-8 de noviembre

Rumbo al sur, pero dando un pequeño rodeo por el Bigorre. Primera parada en el castillo de Montaner, que ya tocaba. Pasamos junto al desvío cada vez que vamos a España.

40 metros de torreón cuadrado y un recinto poligonal, puente levadizo, fué edificado por orden de...¡Gaston Fébus! Tenía que proteger sus fronteras de los señores de la Bigorre y del Armagnac.


El otoño sigue sin ahorrar colores.



Cerca, Notre Dame de l'Esperance, en Tarasteix. Monasterio fundado en 1865 por un cura apellidado Cohen, que fué alumno de Listz, y se hizo famoso por sus conciertos, pero recibió la llamada del Señor, se bautizó, y a fundar se ha dicho. Como era de origen alemán, lo expulsaron cuando la guerra franco-prusiana, y el monasterio fué abandonado y reconstruido después bajo el impulso del padre Mercier, cura bretón que fué misionero en África y que no cae muy bien al señor azobispo, quien le ha prohibido decir misa. Pero el cura se las apaña y ha ido encontrando voluntarios, y ha conseguido reconstruirlo.


Ya con el sol cayendo llegamos a Pontiac, donde nos tomamos un té.


Seguimos por carreteras secundarias, cruzamos Lourdes y llegamos a Argelès. Vamos a ver si tenemos habitación en el primer hotelito en el que estuvimos, y sí. el dueño parece más distendido que en verano, y nos cambia la habitación barata que habíamos pedido por una mejor, con bañera y terraza. La terraza, vista la temperatura que hace, no creo que la aprovechemos.

Y vamos a buscar un sitio para cenar, que ya sabíamos que era difícil en este pueblo. Ahora, fuera de temporada, aún peor. En el restaurante donde estuvimos ya no tienen el plato vegetariano. Decidimos ir a la pizzería que había en la plaza. Error. Entramos y hay un montón de mesas libres. Detrás de nosotros entran más personas. La camarera loca nos coloca en una cutre mesa justo en medio de todo, pequeña, pegada a la barra. Le digo que si por favor nos puede dar otra mesa. Dice que no. Nos sentamos. Vemos cómo acomoda a los que han venido detrás en mesas mejores y que no estaban reservadas. entre Ant y yo comentamos que no entendemos por qué nos ha puesto ahí en medio, y nos empieza a gritar. Nos levantamos y nos largamos.

En el restaurante de la otra vez, por lo menos, hay ensalada aceptable. La camarera es amable. Y hay postres mmmm


Baño, buen dormir y a rascar el coche, que está absolutamente escarchado. No encontramos sitio decente donde desayunar y nos vamos a la panadería cafetería de Cauterets, a tomarnos un gran té y una tourte aux mirtilles en condiciones.

Plan del día: valle de Lutour hacia el lago de Estom. Es una excursión que no hemos visto en ninguna de nuestras guías, pero Ant la ha encontrado analizando el mapa, así como encontró la de Ossoue.

Cruzamos la Raillière y tomamos el camino de la Fruitière, donde hay un aparcamiento. Nos sorprende que haya varios coches, pero claro, son las vacaciones escolares. El paseo es largo, pero muy fácil, suave y con camino bien trazado. El único pero es el frío: hay charcos helados y trozos con nieve.


El Pic de la Sède



Curiosas formaciones de hielo. Son como hilos, del largo de las hojas de pino, más o menos, en haces.


La passerelle de Pouey-Caut


Nos encontramos con Lucie, una joven perreta mezcla de mastín del pirineo y algo más, que corretea feliz por los caminos, va y viene aceptando caricias. Nos la cruzaremos varias veces.


Me resbalo en una roca helada. Por supuesto, con testigo para que además de dolerme el culo me duela el maldito orgullo. El testigo recomienda bastones para andar. Tiene razón, pero llega tarde. El camino se ha hecho un poco peliagudo, no porque sea duro, que no lo es, pero como sube un poco dentro de un bosquete, hay hielos traicioneros.

Cerca del lago, riachuelos con la superficie helada y donde se ve cómo corre el agua por debajo. Es bonito. Y en los charcos, hielos muy raros:


Hay bastante gente, para lo que nos esperábamos, pero está claro que la excursión es más popular que lo que conocíamos. Cómo no va  a serlo si es sencilla, por un valle precioso y para llegar a un espectacular lago turquesa



Me vuelvo a resbalar. Vuelve a ser delante de testigos. Ains. Picnic enfrente del lago, y camino de vuelta. Nos cruzamos un enorme grupo familiar.

Seguimos viendo hielos curiosos



De vuelta a tierras civilizadas, parada en Soulom, que tiene iglesia graciosa (y monumento a los muertos; los estoy recopilando, algún día haré una entrada con ellos)


Queda luz, nos animamos a subir a Gavarnie. Ya le han caído las primeras nieves, el circo está precioso.


Nos calentamos con unos tés y tartas en un bar con vistas. Son sobrecogedoras las vistas hacia el circo:


Y son buenas las vistas dentro del bar, del modelo bar destartalado con encanto, que tanto abundan, con chimenea, con un cesto para el gato frente al fuego, con el perrete dormitando, con niños que se entretienen sin molestar...



Tenemos habitación reservada en Luz. La experiencia de la otra vez nos ha hecho prudentes, y antes de ir nos hemos asegurado. Hotel Les Templiers: cuando llegamos tiene pinta de estar cerrado, pero era una falsa impresión. Dentro, viendo la tele, está el propietario, que nos acoge calurosamente, para compensar el frío debe ser. Nos dice que somos los únicos inquilinos, junto al obrero que está haciendo obras en el edificio. Habitación grande, con carácter, y apta para la reroducción del pingüino emperador. El dueños nos tranquiliza: acaba de encender la caldera, la habitación se calentará "petit a petit". Por si acaso, mientras nos vamos a cenar, dejamos el calefactor del baño al máximo (que tampoco es mucho).
Cenamos en la creperie de la otra vez, y volvemos a nuestro hotel. "Petit a petit" debe querer decir nunca, aproximadamente. Echamos un superedredón que hay en el armario y nos amarmotamos dentro.

Por la mañana la habitación ya está caldeada. Desayuno abundante y bio. vuelta por Luz para pasar por la oficina de turismo, donde nos confirman que el Tourmalet está cerrado. Para volver, tocará dar la vuelta por Argelès


Teníamos pendiente el circo de Lis. A por él. (¿Por qué tanto Lis o Lys en la toponimia pirenaíca? Pues tiene su explicación: en occitano (osea catalán, según Joan), lys significa avalancha)
Aparcamos en Pragnères, donde hay una gran central hidoeléctrica y seguimos las instrucciones de nuestros mapas y guías. Vamos subiendo sin prisa ni pausa, rodeados siempre de otoño, junto a bosques, y cruzando pastos y helechales.



Conforme se sube, el agua empieza a bajar por todas partes. El arroyo Barrada recibe agua de numerosas y altas cascadas.



Entramos en una zona de arbustos y vemos, sorprendido, un sarrio solitario que no huye inmediatamente. Pero cuando nos acercamos un poco más para seguir nuestro camino, se sobresalta y se lanza cuesta abajo. Lo malo es que la cuesta abajo es una maraña de zarzas en las que se queda enganchado y parece no poder salir. Creemos que es vejete, pobre. Al final lo consigue (le animamos lo que podemos), y baja hasta el arroyo, lo cruza, lo vuelve a cruzar y se va. ...


Ya se intuye el circo, y las previsiones de lluvias van fallando, afortunadamente. Incluso se abre algún claro.



Comemos en el circo, aunque ya no hay claros. Alguna gota empieza a caer, y yo no llevo el chubasquero. Afortunadamente todo se limita a esto, y no nos lloverá en todo el rato.
Es un circo espectacular, pero la competencia con el cercano Gavarnie hace que sea menos conocido, lo que también ayuda a que resulte más salvaje.



Camino de vuelta nos volvemos a encontrar con el sarrio un par de veces.



SuperPragnères


Todavía nos quedan horas de luz por delante, así que volvemos a Gavarnie a tomar un cafelito.

Estatua dedicada a Russell en la entrada de Gavarnie.


Y otra dedicada a Beraldi, que dió a conocer el Pirineo con sus publicaciones.


"nuestro bar"



De Argelès volvemos por carreteras secundarias hacia Bagnères, con otra paradita en "nuestra" tetería-pastelería.



Y de aquí ya, sin luz, para casa.