viernes, 18 de enero de 2013

En aguas vikingas

22 de diciembre

Nos faltaba por conocer los baños de Capvern, o sea su spa El Edenvik. A subsanar la falta.

Mañanda de dormida después de la noche de trabajo, comida rapidita,  y hacia las montañas, que siempre están ahí, al final de la carretera tan recta que nos lleva hacia el sur.

El Arbizon a la derecha, el Aret casi encima de la carretera...


Llegamos a Capvern. Prácticamente desierto, hoteles y apartamentos cerrados, el doctor de vacaciones. Nos tomamos un cortadito en el bar-épicerie (el escaparate de la épicerie es gracioso, lleno de viejas botellas y jarras y latas de galletas calentorras. Es en el estilo brocante del pueblo, pues hemos visto un par de tiendas dedicadas a ello, una incluso abierta).


Al salir del bar nos encontramos con Hans y Gaby, que van a aprovechar la suavidad de la tarde para visitar el brocante y dar un paseo por los alrededores.

Capvern es un sitio curioso, con edificios señoriales y viejas villas que muestran que tuvo un pasado de esplendor balneario.



Ahora están impulsando de nuevo la vida de curista, y además han añadido El Edenvik, un spa de decoración vikinga, donde chapoteamos a gusto un rato, tisana incluida. Piscina con chorros, con jets, con burbujas y con corrientes. De la de corrientes, si está en marcha, es prácticamente imposible salir. Y bueno, del agua templadita también resulta difícil salir, se está a gusto, pero... vuelta al mundo real.


Desde el agua veíamos las colinas de los alrededores, un sitio donde yo podría vivir tan ricamente. Subimos a disfrutar de un atardecer con colores irreales.


De vuelta paramos a tomar un té en Seissan, y nos acabamos el bizcocho que nos dió ayer Gaby.



jueves, 17 de enero de 2013

Noël

20-21 de diciembre

Es Noël. Eso quiere decie que las calles está iluminadas desde hace un mes, que por todas partes hay arbolitos, espumillones, bolas y adornos varios por todas partes. Y que TODO es de Noël. Como el té, o la cerveza.

Y nos vamos al Salon a tomar una cerveza de Noël, como corresponde. Oscura, densa, alcohólica, sabrosa





Quedamos con Gaby, en su casa, para tomar un café. Hans trabaja, pero después nos vamos a España, no sabemos cuándo podremos quedar, y a Gaby le gusta Noël. Pasamos una agradable mañana con ella, y con la gata. Nos da un bizcocho de Noël casero, denso, sabroso.




miércoles, 16 de enero de 2013

Pistaaaa!



15-16-17 de diciembre
Días libres, nos vamos a ir pronto, las montañas están allá. Vamos.

Dentro de los Grands Sites de Midi-Pyrenées nos quedaba por conocer St Lizier que además es uno de los “más bellos pueblos de Francia”, y teníamos ganas. Ya habíamos pasado cerca cuando fuimos a la cabaña de Gabi.

Salimos sin un plan muy definido. Llegamos a St Lizier a la hora de picniquear. Hay una zona adecuada a la entrada del pueblo, así que no perdemos tiempo buscando. Y podemos hacer la visita turística. La verdad es que como tiene tanta fama, nos decepciona un poco.

La ciudad fue la sede de un arzobispado importante. El primer obispo fué St Valier ( y da su nombre a la montaña más significativa de Ariège), y el segundo Lycerius (o Glycerius). Parece ser que en la época bastaba ser obispo para ser santo, pues también Lycerius fue canonizado, con el nombre de St  Lizier, y dieron su nombre a la ciudad.

Los obispos en cuestión, haciendo caso a lo de poner la otra mejilla, el camello por el ojo de la aguja y tal, se hicieron construir un magnífico palacio episcopal fortificado que está en lo alto de la ciudad y donde ahora hay un museo con sarcófagos de mármol (y tal). Está cerrado, no lo visitamos más que por fuera.

Sí que entramos en la catedral,


Frescos del XI




Órgano del XVII



Y un bonito claustro
.



Las carreteras francesas por lo general está muy mal señalizadas, pero a veces guardan todavía hitos con encanto



Otro sitio que me apetecía conocer es el lago de Bethmale. Las fotos otoñales lo mostraban lleno de encanto y color.
 De camino, pasamos junto a la iglesia de Engomer, con su campanario polipoligonal




Bethmale tiene un pequeño gran defecto, está junto a la carretera, lo que quiere decir que está completamente domesticado, como el de Payole, con barandillas y puestos de pesca. Las nieves y los hielos ya han llegado, y en la postal de colores predomina el blanco. El lago está convertido en una pista de patinaje, donde Ant aprovecha para probar su resistencia. Resiste.





Que ya sea oficialmente invierno quiere decir también que un gran número de cols están cerrados. Porque sí. Como nadie va a ocuparse de mantenerlos, los cierran preventivamente, por el muy drástico sistema de poner una muralla de nieve.

 

La luz se va yendo, aunque es pronto. Uno de los posibles planes era dar una vuelta por Ariège. Pero al final nos decidimos por volver, como los criminales, a sitio ya conocidos. Pasamos por el St Lary ariegés, donde hay un hotelito de Logis, pero es demasiado pronto, Seguimos hasta donde paramos a tomar un té en un bistrot de pays. Los bistrot se supone que son típicos bares de pueblo, con encanto, familiares y conviviales. Una de las cosas que sí suelen tener en común es una decoración rústica, con objetos antiguos, y un cierto desorden. Como en éste, Chez Jo, que incluye rincón internet y donde se prepara una fiesta del fin del mundo.  Hay un pequeño grupo de discapacitados con sus monitores. Saludan con entusiasmo y cantan alegremente.

Al final llegamos hasta Luchon, donde nos dan la bienvenida llenos de espíritu navideño.


Vamos a un hotelito en el que ya nos habíamos fijado en otro viaje y que según booking está bien. Tienen habitación. El propietario es hijo de española, conoce el sistema de los dos apellidos para siempre.

Escogemos una habitación con encanto, y la compartimos con Rudolf.





Voy a tener que contener mi cleptomanía…¡Toallas con el nombre del hotel!




Cenamos en nuestra pizzería, con postre por pura gula. Desayunamos en chez Manu y preparamos un paseíto. Que no sea difícil. Elegimos ir a la Tour de Castel Blancart, desde Trebons, qué buen nombre.

En una curva nos saluda el valle de Larboust, con la iglesia de St Julien, de un románico precoz y sencillo, en primer plano
 

Llegamos al Castel, torre que construyeron, cómo no, para defenderse de los invasores. Y es que está estratégicamente situado, con buenas vistas sobre los dos valles, el de Oueil y el de Larboust.






El paseo inicialmente pensado era bajar hasta Saccourvielle. Pero estamos aquí con tantas vistas, en un día tan soleado y tranquilo que pensamos ¿Y por qué no subir a Superbagnères?. Subimos
 

Grandes vistas sin viento, cielo casi despejado excepto la nube que siempre nos tapa el Aneto, ambiente esquiador. Nos tomamos un cortado y fantaseamos con la posibilidad de, algún otro día tan bonito, calzarnos unos esquís y subir a ver el lago, los paisajes. La pista de bajada es azul, igual hasta podemos.

Damos una vuelta y observamos cómo han encogido los esquís desde la última vez que estuvimos en unas pistas. Ahora son más cortos, y con forma rara. Parecen mucho más cómodos y fáciles de llevar. Y los de esquí de fondo son ridículamente estrechos. El progreso….











Vamos hacia el col de Peyresourde, es lo suficientemente importante como para que esté abierto. Sobre todo porque lleva a pistas de esquí (Peyragudes), y una cosa es que haya que dar rodeos para ir de un pueblo a otro, pero para ir a unas pistas…jamás!

Y como nunca habíamos estado en estas pistas, aprovechamos para visitarlas. El tiempo va empeorando. Comemos; buen paisaje, pero un tanto pasmados, el viento arrecia.

 



Bajamos a Loudenvielle con la idea de darnos un baño en Balnèa. Pero el aparcamiento está tan lleno de coches que no nos apetece nada. Como decidimos alargar nuestra excursión un día más, podemos pasar a Sant Lary y venir mañana a ver si hay más suerte.
Subimos a Azet, también abierto, también uniendo pistas de esquí.


Vistas hacia Louron




Vistas hacia St Lary



Bajamos a St lary, el día se va yendo, pero creemos que nos da tiempo a subir a las pistas. No encontramos el banco panorámico de la otra vez, debe estar cubierto de nieve. Nos tomamos un reconfortante té en uno de los pocos bares abiertos. Un cachorro de pastor de los pirineos sestea junto a la chimenea.
Por aquí también hay telesillas y pistas azules para llegar a sitios magníficos, el lac d'Oule, por ejemplo.

 



Tenemos habitación en nuestro hotel. Ligeros problemas con la conexión de internet que nos solucionan en perfecto español. (nuestro petit accent…)



Pizza, ensalada y rico vino de Somontano (haciendo patria...).





De nuevo desayuno con fondantes en otro día radiante. Subimos a Piau, que sólo hemos visto dentro de la niebla.
Nos recibe el Pic Mechant (qué buen nombre), de aspecto feroz e himaláyico. 

Dejamos el coche en el aparcamiento al que nos han guiado, en la parte de arriba. ¿Cómo bajar a las pistas? Por la recta, que siempre es el camino más corto. 


La estación es pequeñita, de nuestro nivel (je). Aquí hay una gran pista azul que baja del pico de la derecha, al que se sube en telesilla (quizá también se podría bajar en telesilla) y desde el que debe haber grandes vistas. Hoy no, que se ve cómo el viento levanta polvaredas de nieve allí arriba, y nuestros equipos no son suficientemente pincel. El edificio de abajo a la izquierda, son unas termas en construcción. Se nos están quedando muchos temas pendientes aquí.


 
Los edificios de esta estación de esquí son los más discretos que hemos visto hasta ahora, los mejor integrados en el paisaje. De forma circular, como si fueran pequeñas montañas, la nieve los camufla un poco.

 



Pasamos de nuevo junto a mi capilla templaria, esta vez en medio de la  nieve.
 

Volvemos por Azet, y al bajar entramos en la estación de esquí de Val Louron. Ayer vimos que funcionaba, pero hoy está desierta. Resulta que el fin de semana hicieron una preinauguración, pero hasta la semana que viene no la abren definitivamente.  La fauna de cartón piedra espera pacientemente.



El día se ha ido nublando y enfriando, no apetece piqueniquear. Pero está difícil para nosotros comer un lunes en Loudonvielle. El restaurante que está abierto es absolutamente carnívoro, y el el bistrot du pays no están muy por la labor. Preguntamos si nos pueden hacer un bocadillo y nos dicen familiar y convivialmente, eso sí, que no porque no tienen pan. Nos tomamos una cerveza. Dentro la familia está comiendo.
La decoración incluye cómo no, viejos equipos para la nieve, y dadas las entrañables fiestas unos pères noëles y espumillón en la planta tropical.








Y vamos a Balnèa. También hay gente, aunque no tanta. Nos decidimos a entrar. Nos dan un sobrecillo de gel para que nos duchemos antes de entrar a los baños. La tarjeta de entrada es sólo para entrar y salir, la taquilla ni necesita ni moneda ni tarjeta. Nos cambiamos y al tema:
El primer espacio es el baño amerindio. Decorado con tótems, hay chorros, jets, contracorrientes, baño de colores. Y niños, pero a la francesa, es decir, no molestos.
Nuestras chancletas desaparecen. Por lo visto no se puede entrar con ellas (¡!). Ant se asusta por su albornoz, pues además de protegerle del frío, tiene las gafas en el bolsillo. Pero eso sí que puede ser.
El siguiente espacio es el baño romano: vaporarium, sauna, piscinas fría y templada, jacuzzi, baño musical…
El tercero, el mejor, es el japonés. Al aire libre, con vistas a las montañas, una piscina con zonas a 33, 37 y 40 grados. Absolutamente relajante. Ant no pensaba venir, pero se anima.
No nos duchamos a la salida, nos han recomendado guardar el agua termal sobre nuestra piel para aprovechar sus beneficios. Los beneficios incluyen un cierto olorcillo a azufre…
Devolvemos el albornoz en el sitio apropiado, etiquetado también en español: “alpornozes” No puedo hacer fotos.

Té y pasteles en Sarracolin, y a casa.







sábado, 5 de enero de 2013

Hamman (pronúnciese amán)

10 de diciembre

Vuelve a salir el sol. Entre las cosas que teníamos pendientes estaba el visitar los spas cercanos. Qué mejor día para ir a Bagnéres de Bigorre.

Con el Pic du Midi brillando al final de la carretera


Escala en "mi" capilla, la de Cieutat, la de las vistas magníficas



Hemos salido sin picnic previsto, con la idea de que por fin podríamos conocer Chez Gabrielle, pero no, está cerrado por vacaciones. Empiezo a dudar de que esté abierto alguna vez. Pero bueno, aprovechamos para recorrer "mi" valle de Lesponne, hasta Chiroulet. Tan bonito como cerrado. Y lleno de nieve, que poco parece importarle al perrete local.


Vamos a comer un bocata a la tetería-restaurante de enfrente de las termas, ya estuvimos allí una vez.


La verdad es que a pesar de ser ya un horario más español que francés, podríamos haber comido, es uno de los raros restaurantes de este país que sirve a no importa qué hora.
El local está ya decorado navideñamente. Cuando estoy haciendo una foto así en plan disimulo, la dueña se da cuenta, y orgullosa de su muñeco de nieve-noël, despeja la barra para que quede más guapo.




Entramos a Aquensis


Como en Lectoure con dos horas nos sobró, sacamos entrada de dos horas también, con albornoz para Ant, el friolero. Aquí te dan una tarjeta que controlará el tiempo que estás, y sirve para la taquilla, no hace falta moneda como en Luchon. La señora que nos da el albornoz no nos hace ni caso, hablando con una colega. Como si le pedimos diez albornoces.
La piscina principal, la de los chorros, remolinos, jets y duchas, es enorme, y está en un espacio precioso, con una cúpula de madera de unos 3 o 4 pisos de alto. Al lado hay una piscina de relajación, con música submarina. En el hamman, decorado muy a lo moruno, puedes tomar té a la menta en barra libre. Te coges una toallita de no rizo, y a los vapores, en una sala con una piscinita al fondo y bancadas-cama de mármol, caliente claro, donde relajarte. Y en piso de arriba del todo, saunas a distintas temperaturas jacuzzi exterior con vistas al bosquete de enfrente. Un lujo, estar a remojo con el agua calentita y el fresco que hace.

Las dos horas se han hecho cortas. Voy a por la cámara con la intención de hacer fotos y me riñen.

Salimos relajadísimos, nos peleamos con los parquímetros,  tomamos otro té y una dulcería en la tetería-pastelería de siempre, y volvemos a casa, ya de noche.